Colocaste en mi alma
dos alas gigantes.
Las luzco con orgullo,
pensé ser en mis divagues
gaviota llegando sin partir,
sin partir..., llegando...
Y en cada aleteo,
en dulce vanidad,
creí, llegar a tu sentimiento.
Como en todo exceso,
todo se complica,
entonces tu cansancio...
cerceno mis vuelos.
Y con alas recortadas,
es casi un imposible,
despegar del suelo.
Si vieras, aves blancas,
que traspasan océanos,
y vuelan no tan alto
esperanza me ofrecieron
al enseñarme el modo
de ser disciplinada,
y antes de la nada...
a ras, y en puntillas,
hacer el retroceso... Y puede que comprendas
que a aquello que es sincero
ya poco le amilana,
y dejaré en tu ventana
jirones de mi alma
perdida sin su cielo...
Y tomaré tu mano,
tan sólo..., para rozar tus dedos...
Sin avanzar más lejos...
María del Carmen Menéndez García
20 de mayo de 2011
ENCANTO
Los sueños, los vuelos del corazón cuando se desean fervientemente, convierten en realidad anhelos. Me agrada tu estilo. Saludos cordiales, Soledad Alvarez
ResponderEliminarcielomar@live.com.ar