Por siempre…
deja tu mirada perdida en tus
pensamientos,
que tus manos enciendan un cigarro,
y en ese humo esfume el milagro.
Regálame el silencio, sin regaños
por esos
motivos que entiendes como faltas,
sobran las palabras, basta una mirada,
y se aclara la niebla de la tarde.
Y es tarde para todo, no hay principio,
deja que se ahoguen los latidos,
las creencias
que acapara el alma,
deja mi tristeza a su albedrío.
Es un parloteo, en un monólogo,
el eco responde poco y todo,
apenas un gesto, el movimiento de tus manos,
cuando deja la ceniza del cigarro abandonada
en solitario platillo del tiempo.
Iré partiendo sin despedidas,
y ha de ser menos dolorosa esta herida.
Recordaré por siempre tu presencia,
cada paisaje tendrá de ti su esencia.
El mar decidido a la contienda,
y el arrullo de las olas en mansa quietud,
calando con blanca espuma, mi entrega,
a sabiendas que agoniza ante el destino…
© María del Carmen Menéndez García
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