A veces la vida…
Pase a tu lado, tan de prisa…
el tiempo suficiente de verte sin verte,
acurrucadito, somnoliento,
cobijado con la tibieza de la nada,
y tu mirada se clavó en mi indiferencia.
Sabes, vi tu tristeza,
en esos ojitos que despertaban
a una nueva aventura, esas… de cada mañana.
Retrocedí unos pasos,
puse unas monedas, junto al sinsabor,
mire en derredor
un ir y venir incesante,
eludiendo una realidad, niño de
la calle,
qué pides, que causas temor…
es tu juego en algunos desmanes
cuando arrecia el hambre
y el vicio, se instala en la
sangre.
Por unas monedas, me ofreciste tu angustia,
pequeñín de vida, de sueños, y grande en heridas.
Tu hogar, un rincón oscuro,
en la vieja estación,
y por pocas monedas, me das una lección…
quizá, tu mirada era un tímido ruego
de consideración…
Lo vi… nos vimos... un 28-02-2013 de un
cálido mediodía - Estación Retiro - Buenos Aires
El mismo niño---
(Foto: La Nación).
©María del Carmen Menéndez García
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