Un despojo de ternura
Parecía irrisorio verle en manos adultas.
Decían es cosa de niños, sería mejor, una rosa,
y la rosa se marchitaba, y el osito permanecía
dibujando arabescos en sus muestras de ternura.
Se ocultaba su presencia…, ante todo ese despliegue
de sentimientos coherentes, y en su cuerpo de peluche
un corazón se dejaba… no concebía el olvido,
si solo, el osito quería ser una fiel compañía.
Ahora se comenta, que apenado y en un rincón olvidado,
con su mirada perdida, pensando sin ver, pensando,..
Abrazado a su rosa, a veces… se le ve llorando…
María del Carmen Menéndez García
Enero 2013
Tu opinión es importante, muchas gracias, por dejar tu huella...
Cuánto sentimiento María del Carmen, es una preciosidad. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana.
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