Al paso…
Aguarda a la brisa
que cada alborada
le instaba alegría,
arrullando calma.
Reunió sus tesoros,
esos… los del alma.
Se dijo muy queda, no
vale la pena
desnudar las rosas
que el tallo engalanan.
Tan solo un puñado
eran sus tesoros,
la mies en cosecha,
cultivo sembrado,
sus seres amados, su
sangre sus lazos,
y las bendiciones
que ofrece el destino
afecto tallado con
tientos de vida…
Abraza a la brisa,
con todas sus ansias
como quién presume
que, ya…, poco falta…
despeina ilusiones
de envites sin alas;
guarda los te
quiero, que solos divagan
buscando un refugio,
junto a tu mirada.
Venturoso encanto, el
que hoy embarga
todas las esquinas
de nívea esperanza.
Ejemplaridad del
Cielo, algo que entrelaza
con claros
silencios, oración preclara…
entre sus tesoros…perlas…,
que substrajo al alba…
©María del Carmen
Menéndez García
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