Miro desde su
ventana el afuera, día de esplendoroso sol
le ofrecía calidez.
Entorno sus ojos,
miro su adentro regado de recuerdos, de presentes, que ya pasaron a ser ayer
ante la finitud de reloj. Le complacía ver en sus manos, un caudal de pétalos,
rosas deshojadas en años, cuando desprendían su vestidura y su
fragancia, en el jarrón del olvido.
Estaba allí,
observando sin ver, nadando en arenal, desperdigando palabras, plegando sus
alas, ya nunca volvería a intentar volar, el viento era un remolino constante,
empecinado en hacerle descender en el mismo sitio, a orilla de utopías.
Unió los pétalos,
formo mil rosas con hojas teñidas de palabras y realiza la simple ecuación del
dar y el recibir. Mira por la ventana, ya
el anochecer mostraba su figura entre luces. Algo rueda por su mejilla, quizá
sea una lágrima distraída. Con un manto de ternura la enjuga, hace un nudo con
los sentimientos, y promete no volar tan alto, ya no, sabe de la fatalidad de
las caídas…
María del Carmen
Menéndez García
Tu opinión es importante, gracias por dejar tu huella...
Precioso escrito y hermosa foto. Es todo un placer encontrar algo así, da gusto leerte. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana.
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