Veo, siento, una blanca aureola
rondando incesante por su magia
queriendo asimilar sabiduría.
Formas, palabras en silencio,
soledades, algarabía, ansiedad
por conocer... su conocimiento.
Le llegan las letras, desde el Cielo,
y es Dios, quién mansamente
se embelesa ante su propia creación,
y escolta a su corazón, extasiado,
y guía a sus manos en su decir.
Es tal el hechizo que emana...
que arrulla suave nana al despertar,
y el día con todas sus sorpresas
funde esperanzas con presentes.
Veo, siento, ruego permanecer.
El tiempo, el viento, el trayecto,
son murallas traslucidas que derribar,
y, llegar a la orilla de su océano.
Cada verso, en su justa medida,
los toques de sutiles armonías
abrazan la emoción que enciende.
Se detiene el latido, en el instante
que una escondida lágrima asoma
y el alma rompe alas en la aurora.
María del Carmen Menéndez García
2011
ENCANTO