Cristalino
Algo, un algo sentía asido a mis espaldas.
Otorgaba una infrecuente energía
iban detrás de mi, y no supe verlas,
Me elevaban al borde de las nubes
tildadas de locura sin medida,
avanzaba sin ver, sin oír, a la lógica
empeñada en amonestar mis pasos,
y avanzaba, llegaba, giraba
en carrusel de azules.
Ya de frente ente el espejo,
más coherente,
note que eran dos alas
mágicas, transparentes,
una erguida aleteaba
y la otra yacía herida, sin fuerzas,
sin vida, quebrantada.
No tiene caso, y quise curarle,
recosté a su lado mi esperanza,
la deje inmóvil varias alboradas,
para ensamblar sus tristezas,
las que debilitaron su fuerza.
En despojo, con mi espalda liviana,
y con peso inusual en mi equipaje,
aguardo que el sol se guarde,
y las estrellas se difumen a lo lejos,
ya no puedo, estoy muy quieta,
ya sin alas, imposible encumbrar el vuelo.
Algo, un algo tan sublime
coloreo mi espalda de luz mi quimera…
y quedé varada…, en vana espera.
María del Carmen Menéndez García
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