palomas de la plaza… un día al azar… te vi
La calidez de la tarde acariciaba sus pensamientos.
Imágenes del ayer, cuántas, ya se desdibujan
en sutil vorágine al tanto
darse.
Recordaba sus paseos por la misma plaza
acompañado de risas, la más
dulce música
en tierna inocencia.
Las palomas batían sus alas, se detenían,
comían en sus manos, repetían escenas
grabadas en ese tesoro de sus años.
Tanto tiempo y su memoria solo deletreaba
el inmenso caudal del pasado.
No escuchaba ya esas voces, esa alegría
compartida en la antigua plaza,
embelesado, solo siente, casi distante
la brisa de la tarde en su desamparo.
Y se queda ahí, mirando la nada,
con la sublime esperanza
que todo sea distinto y ver llegar a sus niños
con disfraces de hombres,
a compartir el jolgorio de aquellos tiempos
con el mismo e intenso amor…
© María del Carmen Menéndez
García
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