UNA CASETE Y SU MAGIA
Deshojas melodías en palabras,
cada nota es suave arpegio
arrullo de una voz y su maestría.
Llegaste con las alas de la aurora,
milagro que no mide la distancia,
eres remanso, algarabía,
y también alguna lágrima perdida
entre la emoción, que me domina,
cuando en el silencio eres mi rima.
Eres un tesoro inestimable...
te protejo, y sin serlo, me convierto
en egoísta, quizá, temor a tu desgaste.
Pequeña cinta que albergas lo querido,
y suelo ver con quietas pupilas
como se estremece mi alma,
en el abrigo de una voz que amo.
Maricarmen Menéndez García
AÑORANZA
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