Esencia sin enmienda
Un sinfín de palabras activaba en su mente,
de un tenor similar, a causa de su sensibilidad.
Ante sí, ante una hoja muy blanca, tildes repetidos,
errores gramaticales en orfandad de armonía,
encandilaba a su vista cuál oasis en el desierto.
Una esquela traslúcida, simple e imperfecta, girando.
Quiso ser aguda en su expresión, saco de la nevera
una supuesta frialdad, se dijo, así la miel se solidifica,
y las frases sonaran a indiferencia, y tendrán sustento,
y embardunó su blanca hoja, de sonidos huecos.
Colocó distraídas imágenes, las comas al olvido,
junto a insobornables puntos suspensivos...
pretensiosos de dejar sentimientos en sus alas.
Y dejó en reposo la maravillosa nada, su casi obra,
hasta el alba, cuando más lúcida, puliría los silencios.
Y confirmó su sospecha, no es lo suyo la apatía,
y se aferró más que nunca, a no cambiar en su esencia...
©María del Carmen Menéndez García
Pintora: Montserrat Gudiol
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