Encanto en el jardín
Quedó así, suspendida en la cornisa.
Desprendió en un anochecer,
y salió de ronda bajo el influjo de la luna.
Quiso embriagar el aire
en esa quietud de un jardín durmiente.
Hasta pretendía elevarse
dibujando alas en sus hojas verdes,
desnudó a su tallo quitando sus espinas
no quería dañar con su mínimo rose
a los duendes de la noche.
Frescor de luna
en un azul de ensueño,
contrastando con naranja amarillo
en un ropaje etéreo
en la desnudez de su aroma.
Quedó así, suspendida en la cornisa,
le resultaba efímero
despegar del jardín,
en un clamor de libertades,
el amanecer la sorprendería,
adormecida, en su cándida belleza,
sin espinas, con alas, con vida...
© María del Carmen Menéndez García
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