A resguardo del olvido…
Dirigió sus pasos lentamente,
casi un mandato de la cordura
sabiendo la finitud de las horas,
queriendo quitar recuerdos
que inexorablemente perdería.
Un viejo baúl, cofre de tiempos…
en su interior cándidos objetos
testigos mudos, amarillentos,
de sus ansias, de sus quimeras.
Comenzó por apartar del cautiverio
a un rayo de sol que acaparó un día,
ante la frialdad de la tarde,
sintiendo su abrigo en cada poro.
Una diminuta estrella, que en sueños,
substrajo del cielo, la noche aquella
cuando elevo sus manos y rozo
el azul, manantial de luz en
su ser.
Pétalos blancos, con tintes
de majestuosa paleta de colores,
un tanto deslucidos por el encierro,
queriendo permanecer intactos.
Ante su asombro, entre hojas
ajadas, tristes, con tenues escritos,
un manojo de letras danzaban
entre comas y puntos suspensivos,
o tildes olvidados en su acción,
dándole la bienvenida en algarabía.
Y dejo a reparo, Abrazos, ternuras,
afectos, con celo cuidados, su fuente,
su vitamina…, a lo largo del sendero.
Y quedó en silencio…
observando sus tesoros dispersos,
libres, sin ataduras, con el único lazo
del Amor, dibujando un guiño al tiempo…
© María del Carmen Menéndez García
2012
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