Entre mar y cielo
el azul del suelo le maravillaba,
extendió sus alas dejando aureola,
en el agua mansa a orillas del cielo.
Blanco su ropaje, como su esperanza,
ave de mañanas como su nostalgia,
tomando coraje, en suave despertar,
difícil de explicar, dejaba su estela.
Quiso levar anclas en inviernos,
y dulce recontó le plasmo la vida,
planeo a derivas, y locuaz aterrizaje
en aguas serenas, plenas de linaje.
Miro tras de si, y contemplo una escena,
una ruta de espuma dejaban sus huellas,
quién sabe, pensó, batiendo sus alas
si al despuntar el sol, desdibuje la magia.
El mar le ofrecía su espejo, un escaparate
a su figura, en albor de azules.
Sintió en su alma, un feroz coraje,
aletear al son del océano inmenso,
era un invierno, de esos, de adentro,
diviso un paisaje, abstracto, silente,
partió raudamente, sólo…, en un intento…
María del Carmen Menéndez García
Julio del 2012
Tu opinión es importante, deja tu huella... GRACIAS
Qué tendrá el mar, que siempre motiva y atrapa, enamora y desengaña... aconseja y arremete contra nuestros sentidos todos...
ResponderEliminarEste poema me habla de verdadero coraje, aún sintiendo que la magia puede acabarse, esta "ave de mañanas como su nostalgia", decide elevarse por este cielo que hoy de la mano del mar-espejo parecen ser el mejor destino...
Muy hermoso, María del Carmen.
BESOS, Y ABRAZOS MILES.